Escojale y Lea

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Que se Agarro de la Bandera

Hace unos días me encontraba caminando por las calles de Xalapa cuando de pronto vi un monumento a “Los Niños Héroes” al costado del Teatro del Estado y me lo quede viendo por un instante, cuando me acorde que tenía que ver una obra y me fui corriendo, varios días me quede pensando por que “Niños Héroes”, ¿Por qué no? “Jóvenes Héroes” o “Adolecentes Héroes” puesto que Juan Escutia, Juan de la Barrera, Fernando Montes de Oca, mi tocayo Vicente Suárez, Agustín Melgar y Fernando Márquez, no eran tan niños en el momento de morir en Chapultepec en 1847, y que defendieron con sus vidas el castillo y por lo enseñado en las escuelas fue Juan Escutia el que al ver que su castillo estaba rodeado de Yanquis, tomo la bandera nacional y se aventó con ella para que el enemigo no a tomara, ahora me pregunto ¿Quién siente tanto amor a la patria para aventarse con la bandera? muchos dirán:

-pus él no

Bueno esta es la teoría que nos dan, para ver más heroico al personaje, pero que tal si aquel Juanito estaba borracho ese día y al momento de sentir que se caía se agarro de la enseña tricolor y a lo lejos otro Cadete o un yanqui viera ese amor por la patria o que tal que al momento de huir por ver la batalla perdida quiso correr y se tropezó llevándose la bandera con él, pero ni “Chana” y ni “Juana” fueron las que pasaron, Juan Escutia fue acribillado cuando descendía de la fortaleza, cayendo al lado del cuerpo su compañero Francisco Márquez que también se encontraba perforado por las balas y ¿Qué paso con la bandera? Pues la Bandera fue tomada por un gringo y enviada a los E.U. después repatriada hasta el gobierno de López Portillo.

PERO si hubo un abanderado muerto, el General Margarito Zuazo que en la batalla del Molino de Rey este buen soldado se quitó la chaqueta y la camisa, y se enredó en el torso la bandera mexicana, al regresar al combate fue atacado con bayonetas y moribundo, logró retirarse y alejar el lábaro patrio de los enemigos, hoy en nuestros días esta bandera se encuentra, manchada con su sangre, en el Museo Nacional de Historia.

Nota: El Autor de este escrito también creyó durante su infancia que Juan Escutia se aventó con la bandera, incluso lo llego a imitar una vez, rompiéndose la cabeza pero orgulloso por que hizo lo mismo que el cadete.

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